Ministrar

Ministrar Liberación
Esta fortaleza individual se da también incluso entre cristianos. Ya que según Murphy, "algunos cristianos han nacido endemoniados Aunque "a esto se le llama de distintas maneras, tales como pecado hereditario, pecado familiar, transferencia de demonios o ley de la herencia demoníaca." Pero alguno se preguntará entonces ¿es que acaso, pueda ser poseído un cristiano? El pastor de la Iglesia Comunidad de Fe en Calí (Colombia), Randy MacMillan, le contestaría rotundamente: "¡No! Lo cristiano no puede ser poseído porque posesión significa ser dueño de. . Jesucristo es el dueño de todo cristiano, no el diablo." Dirían, otros, que puede ser oprimido, pero desde luego no poseído. Aunque "los demonios están en el cuerpo del cristiano tal como cualquier enfermedad y no en el espíritu”. De tal modo que hasta los pecados pueden ser producto de determinado demonio. 

Y su liberación está tanto en las manos de aquellos que tienen el ministerio del Espíritu, sean católicos o evangélicos . Así para "una monja llena del Espíritu, que estaba tratando con una joven poseída por un demonio" parece que "no hubo necesidad de un "masaje pentecostal' (un sacudón físico de] a inocente victima), el espíritu maligno salió en respuesta a una orden de una sola palabra". Pero eso es lo único que se necesita si estás bajo autoridad sólo tienes que "confesar la Palabra" , nos dice Mel Cooley. Ya en 1912 Jessie Penn-Lewis da a entender, en su Guerra contra los santos, que 'los cristianos están abiertos a 1a posesión demoníaca por los malos espíritus como los demás hombres, y se convierten en personas poseídas porque en 1a mayoría de los casos, han cumplido involuntariamente las condiciones sobre las cuales trabajan los malos espíritus. 

Anderson pretende, de hecho, que sólo un 15% de la comunidad evangélica está completamente libre de las ataduras de Satanás . ¿Cómo es eso posible? Porque hay pecado en la vida de los creyentes, y "cualquier cosa mala que usted no puede dejar de hacer, cualquier cosa buena que no puede obligarse a cumplir, podría ser una área de control demoníaco". La explicación es clara, según Anderson. "Los que dicen que un demonio no puede controlar un área en 1a vida del creyente nos dejan con sólo dos posibles culpables de los problemas que enfrentamos: nosotros mismos o Dios. Si nos culpamos a nosotros, nos sentimos sin esperanza porque no podemos dejar de hacer lo que estamos haciendo. 

Por otro lado, si culpamos a Dios, se destruye la confianza en Él como Padre benévolo. De cualquier modo, no tenemos oportunidad de ganar la victoria que la Biblia promete. "El Señor reveló" además a los esposos Hammond (autores de una famosa Guía práctica para liberación) "que la esquizofrenia no es un desorden psicológico", dice MacMillan. "La victima es un prisionero en una guerra espiritual", que los Hammond describen de un modo un tanto complejo en un capitulo de su popular libro “Cerdos en la sala”. Y aunque la Biblia distingue entre la posesión demoníaca y la enfermedad menta1, los Hammond han recibido esta revelación, que ha afectado todo su ministerio de liberación, que se desarrolla básicamente entre creyentes . De hecho, él dice: "no veo razones para ministrar la liberación a un incrédulo, a un inconverso, a no ser que sea una orden directa del Señor".


 

Ministrar al Señor

En cambio, se acercarán para servirme los sacerdotes levitas descendientes de Sadoc, que estuvieron al servicio de mi santuario cuando los israelitas se descarriaban de mí; y se presentarán ante mí para ofrecerme la grasa y la sangre. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. Sólo ellos entrarán en mi santuario y podrán acercarse a mi mesa para servirme y encargarse de mi servicio. Y cuando entren por la puerta del atrio interior, se pondrán vestiduras de lino. Cuando estén sirviendo a las puertas del atrio interior, o en el templo, no llevarán ropa de lana. Llevarán turbantes de lino sobre la cabeza, y alrededor de la cintura usarán ropa interior de lino. No se pondrán nada en la cintura que los haga transpirar.

Ezequiel 44. 15 – 18

Para comenzar anotemos que hay una pequeña y aparentediferencia entre ministrar el templo y ministrar al Señor. Muchas personas están interponiendo su mayor esfuerzo en ayudar a sus hermanos, y están laborando para salvar pecadores y administrar los negocios de la Iglesia. Pero, permítanme preguntar algo ¿Han estado buscando la forma de servirle al Señor? Lo que tienen en vista son sus compañeros alrededor suyo, o tiene en vista al Señor?

Seamos Francos. Trabajar para el Señor, indudablemente, tiene sus atractivos para la carne. Esto puede ser muy interesante, y hay quienes se emocionan cuando las multitudes se reúnen a su alrededor para oír sus predicaciones, y cuando numerosas almas son salvadas. Pero si las personas que desean ministrar tienen que quedarse en casa, ocupadas desde la mañana hasta la noche en asuntos mundanos, entonces piensa así : Cuán insignificante vida
es esta, cuán formidable sería si yo pudiera salir y servirle al Señor, si tan solo yo tuviera libertad para salir a predicar o hablar a la gente acerca del Señor. Empero, esto no es espiritual. Es apenas un asunto de preferencia natural.

OH! Si tan sólo pudiéramos darnos cuenta de que mucho del trabajo que parece que se hace para Dios no es realmente ministrar al Señor!

El Señor mismo nos ha dicho que hay una clase de levitas que están ocupados sirviendo en el templo, y en esta forma están ministrando al Señor. Pero estos levitas están sirviendo al Templo. El Servicio al templo y el Servicio al Señor se parecen mucho, tanto, que frecuentemente se dificulta establecer la diferencia entre las dos clases de obras.

Si un Israelita viene al templo y desea adorar al Señor, aquellos levitas pueden venir a su ayuda, de Paz y su ofrenda del Holocausto. Tales levitas ayudan a arrastrar la ofrenda hacia el altar, y hasta sacrificar los animales.

Ciertamente, este era un gran trabajo para estar encargado de hacerlo, reclamado a los pecadores y a los creyentes más destacados que lleguen más cerca del Señor. Y el Señor tomó en cuenta el servicio de esos levitas, quienes ayudaban a las personas a llevar hacia el altar sus ofrendas de Paz y sus ofrendas para el Sacrificio del Holocausto. Empero, el Señor dice que hacer esto no implica ministrarle a El.

Hermanos y hermanas, hay una enorme y pesada carga en mi corazón sobre lo que deben comprender acerca de que Dios está primero. El Señor necesita ministros que le ministren a El.

Lo que más temo es que muchos salen y ganan pecadores para el Señor, y logran que se conviertan en creyentes, sin ministrar al mismo Señor. Mucho de lo que se llama SERVICIO AL SEÑOR, es simplemente seguir nuestras propias inclinaciones tan activas que no podemos soportar el tener que quedarnos en nuestros hogares sino que tenemos que estar corriendo para un lado y para otro para nuestra propia satisfacción. Podemos estar sirviendo a los
pecadores y a los creyentes, pero estamos ministrando al Señor?

Tengo una amiga muy querida que está ahora con el Señor. Un día, después de haber tenido un tiempo de oración juntos, leíamos este pasaje de Ezequiel.
Ella era, mucho mayor que yo, y se dirigió a mi de esta manera, “mi joven hermano”. De esto hace unos veinte años, cuando por primera vez estudié este pasaje de a escritura. “Cómo reaccionó usted?”, le pregunté. Ella me replicó: “Tan pronto como hube terminado de leer el pasaje, cerré mi Biblia y me arrodille delante del Señor, hazme una de aquellas personas que te ministran a Ti y no al templo” podríamos nosotros orar de esta manera?

Sin embargo, que es lo que realmente se está significado cuando hablamos de servir a Dios o de servir al templo? He aquí lo que dice la palabra: “mas los sacerdotes levitas, hijos de Zadoc, que guardaron el ordenamiento del Santuario cuando los Hijos de Israel se apartaron de mi, ellos se acercarán para ministrar ante mí estarán para ofrecer me la grosura y la sangre; dice Jehová el Señor”.

Las condiciones básicas para todo ministro que verdaderamente sea llamado ministro del Señor, son acercarse al Señor y permanecer delante de El.

Cuán difícil es con frecuencia acercarnos nosotros mismos hasta su propia presencia. Nos retraemos ante la soledad y, con frecuencia, cuando nos apartamos físicamente, nuestros pensamientos se mantienen vagando, extraviados fuera del lugar.

Muchos de nosotros nos complacemos trabajando entre el pueblo, pero cuántos de nosotros nos complacemos acercándonos a Dios en el lugar Santo de los Santos y podemos hacerlo? Es solamente acercándonos a El que podemos ministrar al Señor. Llegar ante la presencia del Señor y arrodillarse delante de El por una hora siquiera, demanda toda la fortaleza que poseemos. Tenemos que violentarnos para mantenernos en esa posición. Pero cualquiera que sirva al Señor conoce la preciosidad de esos momentos, la dulzura de caminar en El y hacia El y a la media noche, de gastar una hora en oración, o de catarse para estar una hora delante de El al final del último sueño de la noche

Quiero ser muy franco. Hasta que no sepamos lo que es acercarse al Señor estrechamente, no sabemos lo que es servirle. Es imposible estar lejos y ministrarle. No podemos servir al Señor desde la Distancia. Existe solamente un lugar en el cual es el LUGAR SANTO. En el atrio exterior las personas se aproximan al pueblo. En el Lugar Santo las personas se aproximan al Señor.

El pasaje que hemos citado hace énfasis sobre la necesidad de acercarse muy estrechamente a Dios si vamos a ministrar. Este pasaje también habla de permanecer delante de El para ministrar. Me parece que hoy en día estamos siempre deseando movernos. No podemos estar permanentemente en un ir y venir.

No podemos detenernos por un momento. Pero una persona espiritual conoce cómo permanecer quieta.
Esa persona puede permanecer delante de Dios hasta que Dios le haga conocer Su Voluntad: Esa persona puede permanecer delante de El y espera ordenes.
(Salmo 46. 10)

Deseo dirigirme especialmente a mis compañeros de trabajo. Les pregunto: No está acaso su trabajo organizado en forma definida y se lleva a cabo bajo un estricto programa? Y no tiene que ser desarrollado con gran prisa? Puede persuadir de hacer un alto y no moverse por un poco de tiempo? A eso es a lo que me estoy refiriendo aquí, a “detenerse y ministrar al Señor”.

No existe un ministro verdadero del Señor que no entienda el significado de la palabra “MINISTRAR”, “ellos se acercarán estrechamente a Mi y Me ministrarán”, “ellos permanecerán delante de Mí para ministrarme”.

Hermanos, no piensan que cualquier siervo debería esperar las órdenes del Señor antes de buscar cómo servir a El.

Existen solamente dos tipos de pecado delante de Dios. Uno es el pecado de rebelión contra sus mandamientos, por ejemplo, rehusar obedecerle cuando El envía sus órdenes. El otro es el pecado de obra cuando el Señor no ha dado órdenes. El uno es rebelión y la otra presunción.

El uno consiste en no hacer lo que el Señor nos señala, y el otro es hacer lo que el Señor no nos ha pedido que hagamos. El permanecer delante del Señor tiene relación con el pecado de hacer lo que el Señor no nos ha pedido que hagamos.

Hermanos y hermanas, qué cantidad del trabajo que han efectuado se ha basado en el claro mandamiento de Señor? Que cantidad de obra han ejecutado sobre la base de sus claros mandamientos? Y qué cantidad de obra ha sido hecha tan sólo sobre el terreno de que las cosas que han hecho son buenas cosas para llevar a cabo?

Se piensa de esta manera: esto no debe ser malo, o esto es lo mejor que pude llevar a cabo. Y así, la persona sigue adelante, ejecutándo cosas sin detenerse preguntar si esas “cosas buenas” corresponde a la voluntad de Señor.

OH! Los que somos hijos del Señor todo lo que sabemos es que no debemos hacer nada malo. Pero pensamos que si sólo nuestra conciencia es la que nos impide llevar a cabo alguna cosa. O si alguna cosa nos parece en sí misma como algo positivamente bueno, esa es una razón suficiente para llevarla a cabo y ejercitarla.

Aquella cosa cuya relación toma en cuenta, puede ser muy buena, pero se postran delante del Señor esperando su mandamiento en relación con ella?
“Ellos deben permanecer delante de su presencia, y rehúsa moverse hasta tanto que el Señor emita sus Órdenes. Ministrar al Señor significa eso.”

En el atrio exterior yace la necesidad humana que nos gobierna. Tan sólo permitan que alguien llegué a sacrificar un becerro o un cordero, y ahí habrá trabajado para ustedes. Pero en el lugar Santísimo hay profunda soledad. Ninguna alma llega allí. Ningún hermano o hermana nos gobierna allí, ni comité alguno determina en ese lugar nuestras actividades. En el Lugar Santísimo existe solamente una autoridad, la autoridad del Señor! Si el Señor me señala una tarea, la hago. Si no me señala tarea alguna, nada hago.

Pero algo se requiere de nosotros mientras permanecemos delante del Señor “la grosura y la sangre”. Las sangres responde las demandas de su Santidad y Justicia; la grosura significa los requerimientos de su Gloria. La sangre se relaciona con la cuestión de nuestro pecado. La grosura con el asunto de su satisfacción. La sangre renueve todo lo que pertenece a la vieja creación. La grosura atrae la nueva. Y esto es mucho mas que doctrina espiritual.

Nuestra vida del alma fue comprometida en el derramamiento de Su Alma hasta la muerte. Cuando el señor derramó Su eterna sangre incorruptible, no sólo estaba derramando Su propia vida sino que El estaba haciendo fluir su totalidad de la vida que el hombre obtiene por el nacimiento natural. Y el Señor no solamente murió. Sino que el se levantó de la muerte, y “la vida que El vive la vive EN DIOS”.

El vive para la satisfacción de Dios. El ofrece la “grosura y la sangre”· Nosotros también. Los que deseamos ministrar al Señor debemos ofrecer la grosura y la sangre. Y esa cuestión imposible por nosotros mismos, se hace posible mediante lo que el Señor ha hecho por nosotros.

Pero tal ministerio está confinado en un cierto lugar. “Ellos entrarán en MI santuario, y ellos mantendrán MI ordenamiento.”

Ministrar de esta manera significa “HACIA MI”, en el lugar interior del santuario, el lugar escondido, no en el atrio exterior expuesto a la vista del público. La gente puede pensar que no estamos haciendo nada, aunque el Servicio a Dios dentro del lugar Santo trasciende hasta muy lejos en el Servicio al pueblo del atrio exterior.

Hermanos y hermanas, aprendamos lo que significa permanecer delante del señor en espera de sus órdenes, sirviéndole únicamente según su mandamiento, y siendo gobernados por ninguna otra consideración que la de su propia voluntad.

 

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