Depresión

Una de las causas más frecuentes de suicido en el mundo es la “depresión”, estado de ánimo en el cual las personas se hallan sumidas en una completa tristeza en la que muchas veces pierden la noción de la causa que la provoca.
La depresión es el paso intermedio entre la causa y el efecto, así, una persona que sufre algo que altera sus sentidos como por ejemplo la pérdida de un ser querido, pérdida de su trabajo, decepción amorosa, de alguna enfermedad crónica o incurable, o cualquier otra causa (pues son innumerables), pasa a un estado intermedio de tristeza absoluta, en la que pierden el ánimo de hacer cualquier cosa, dejan de preocuparse no solo del mundo exterior, sino de ellos mismos, y nada más les importa salvo el sumirse más y más en su tristeza, muchas veces poco a poco su mente les va cerrando todas las salidas hasta que el fatalismo triunfa en ellos al hacerles pensar que lo mejor es morir, así que muchos de ellos recurren al suicidio.

La “depresión” es pan de todos los días entre las personas del mundo, pero ¿es posible que un hijo de Dios sufra de depresión?.

Debemos entender como parte de un proceso, que antes de existir la depresión que podemos definir como el abatimiento del ánimo, se presenta la tristeza y la angustia, la suma exacerbada de ambas da lugar a la depresión. Bajo este orden de ideas, los Cristianos no deberían llevar sus tristezas y angustias a nivel depresivo. En 2 de Corintios 7:10 leemos lo siguiente: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte.” En este pasaje hay una clara diferencia entre lo que la tristeza en los escogidos por Dios debe producir, ¡arrepentimiento!, cambio de vida, cambio de estrategia, cambio para mejorar, fuerzas renovadas; mientras que en el mundo la tristeza puede llevar a la muerte provocando que el individuo se hunda más y más convirtiendo la tristeza en depresión hasta morir para siempre.

Si bien es cierto que los hijos de Dios somos seres humanos expuestos a sufrir los diferentes embates de la sociedad y la vida misma, sujetos a problemas cotidianos de índole diversa, la Palabra de Dios nos muestra en todo su contexto que no hay razón para caer en depresión. Jesucristo es nuestro modelo a seguir, y para quien piense que Jesús en su condición humana fue superior a nosotros debe leer Hebreos 4:15 que dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote (Jesús) que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”.
Este Jesús quien nos compró a precio de sangre, estuvo muy triste y angustiado, como el mismo lo confesara

En Mateo 26:38-41

“Entonces Jesús les dijo:Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.”

Es muy claro que Jesús estaba triste y en su angustia nos enseñó lo que debemos hacer para no caer en depresión, esto es orar, clamar al Padre, acercarse más a Dios. Si lees los pasajes y capítulos siguientes, vas a notar que Jesús fue severamente humillado y maltratado, pero él se mantuvo siempre firme, no negó su fe en Dios ni su naturaleza de hijo de Dios (humanamente hablando como tu y yo) pese a que reiteradamente sus captores intentaron que lo hiciera, aun en sus últimos momentos uno de los ladrones crucificado a su lado hacía sorna de Él esperando que negara su condición; que insisto, hasta ese momento el Señor no había sido glorificado, era un hombre emocionalmente y fisiológicamente igual a cualquiera de nosotros, pero con una fe inquebrantable, y una comunión perfecta con Dios su padre.

En el Salmos 31:9 leemos

Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.

Y en el Salmo 102 dice:

2 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare.
3 Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual tizón están quemados.
4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.
5 Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne.
6 Soy semejante al pelícano del desierto; Soy como el búho de las soledades;
7 Velo, y soy como el pájaro solitario sobre el tejado.

Ambos pasajes, muestran estados críticos de tristeza y angustia de quienes lo escribieron, y en ambos Salmos es claro que en su angustia recurrieron a Dios en oración y fueron reconfortados sin llegar a la depresión como se aprecia a continuación:

El Salmo 31: 21

Bendito sea Jehová, Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.
22Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.

Y el Salmo 102: 19

Porque miró desde lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos a la tierra,
20Para oír el gemido de los presos, Para soltar a los sentenciados a muerte;
21Para que publique en Sion el nombre de Jehová, Y su alabanza en Jerusalén,
22Cuando los pueblos y los reinos se congreguen En uno para servir a Jehová.

Todo aquel, que ha recibido a Jesucristo como Señor y Salvador de su vida, ha sido sellado con el Espíritu Santo y dotado de un espíritu de amor, de poder y dominio propio (2 Timoteo 1:7), por lo tanto cuando personas que han conocido a Dios caen en depresión, es síntoma inequívoco de una deficiente comunión con Dios y de falta de madurez espiritual, puesto que no saben que hacer ante el embate de la tristeza y se pierden en si mismos.

¿Cómo salir de la depresión?, acudiendo a Dios en oración, valorando todo lo que Dios ha hecho por mi vida y evocando la vida futura que nos espera a Su lado por la eternidad.

¿Cómo evitar caer en la depresión?, alimentando el espíritu cada día a través de la oración constante, la meditación diaria y sistemática de la Palabra de Dios, congregándose con otros hermanos para alabar a Dios y meditar conjuntamente en su palabra, ejerciendo la fe con la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, confiando en Dios de todo corazón día a día y que sea cual fuere nuestra circunstancia reconocer que la Escritura nos dice en Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”.

Dios te bendiga

Gustavo Mata www.yeshuanet.com



La Biblia habla sobre la Depresíón

Salmo 42:5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera a Dios, porque aún le he de alabar. ¡El es la salvación de mi ser, 6 y mi Dios! Mi alma está abatida dentro de mí. Por esto me acordaré de ti en la tierra del Jordán y del Hermón, en el monte de Mizar.

2 Corintios 4:8 Estamos atribulados en todo, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no desamparados; abatidos, pero no destruidos. 16 Por tanto, no desmayamos; más bien, aunque se va desgastando nuestro hombre exterior, el interior, sin embargo, se va renovando de día en día. 17 Porque nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable; 18 no fijando nosotros la vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las que se ven son temporales, mientras que las que no se ven son eternas.

Salmo 23:1 Jehovah es mi pastor; nada me faltará. 2 En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. 3 Confortará mi alma y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. 4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 5 Preparas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehovah moraré por días sin fin.

Salmo 91:1 El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso. 2 Diré yo a Jehovah: "¡Refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!"

Salmo 73:23 Con todo, yo siempre estuve contigo. Me tomaste de la mano derecha. 24 Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria

Romanos 8:18 Porque considero que los padecimientos del tiempo presente no son dignos de comparar con la gloria que pronto nos ha de ser revelada. 28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito. 31 ¿Qué, pues, diremos frente a estas cosas? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? . 38 Por lo cual estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo porvenir, ni poderes, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.

2 Corintios 9:8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis para toda buena obra;

2 Corintios 12:9 y me ha dicho: "Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en tu debilidad." Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.

Apocalipsis 21:3 Oí una gran voz que procedía del trono diciendo: "He aquí el tabernáculo de Dios está con los hombres, y él habitará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron."

Salmo 55:22 Echa tu carga sobre Jehovah, y él te sostendrá. Jamás dejará caído al justo.

2 Corintios 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones. De esta manera, con la consolación con que nosotros mismos somos consolados por Dios, también nosotros podemos consolar a los que están en cualquier tribulación.

Isaías 40:10 He aquí que el Señor Jehovah vendrá con poder, y su brazo gobernará por él. He aquí que su retribución viene con él, y su obra delante de él. 11 Como un pastor, apacentará su rebaño; con su brazo lo reunirá. A los corderitos llevará en su seno, y conducirá con cuidado a las que todavía están criando.

Filipenses 4:19 Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad vuestra, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.


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