Alianza
Alianza, pacto o convenio

El término alianza hace referencia a un pacto que se establecía entre dos o más partes. En el Antiguo Testamento hacía referencia, por tanto, al pacto que se establecía entre Dios y su pueblo o bien entre Dios y algún personaje concreto (Noé, Abraham...). Sin embargo, cuando hablamos de la Alianza, nos referimos al acontecimiento configurador el pueblo israelita. Asimismo, los cristianos, también hemos encontrado el valor de una Nueva Alianza en el acontecimiento de la muerte y resurrección de Jesucristo, y han leído en ello las claves de un nuevo pacto de salvación.


 

La Alianza judaíca

El término «berit»

El término judío que representaba la alianza era «berit». Propiamente, a lo largo de la concepción bíblica, éste término puede tener tres maneras de ser interpretado según sea la iniciativa y el grado de compromiso de las partes. En este sentido, se puede hablar, de una alianza de autocompromiso (donde uno de los sujetos tomaría la iniciativa), bien de imposición (como su propio nombre indica, era la ordenada por una de las partes, superior, como pudiera ser la figura de Yahvé) o de compromiso bilateral (mediante la cual ambas partes tomaban el acuerdo).

La Alianza mosaica 

Fundamentalmente hace referencia a la Alianza que estableció Yahvé con el pueblo judío en el monte Sinaí. Se hace también clave en esta Alianza la figura de Moisés, a quien vinculan el contenido de los libros del Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. El pasaje más importante se dasarrolla en el texto de Ex 20, en el cual se relata el Decálogo, que señalaba las obligaciones que se establecían y que el pueblo asumía. Sin embargo, también se encuentra otro pasaje paralelo a éste en la tradición deuteronomista, y que puede ser encontrada en Dt 5. Esta Alianza incluye también el valor del arca que la transportaba, llamada comunmente Arca de la Alianza.

Otras alianzas 

En el Antiguo Testamento también podemos señalar otra serie de alianzas, aunque de menor relevancia. En primer lugar destaca la que estableció Yahvé con Noé tras el diluvio. Ésta viene reflejada en Gn 9, 13ss. donde se habla que el signo de la alianza, que aparece por iniciativa de Dios, será el arcoiris (al referirse según el texto bíblico a «mi arco en las nubes»). También podemos encontrar, con más relieve aún, el texto de Gn 17, donde se muestra el pacto de Yahvé con el patriarca Abraham, al cual le prometió una desendencia igual de grande que las estrellas del cielo y las arenas de los mares. Este pacto será el que implique el cambio de nombre; es decir, de su primitivo nombre Abrán a Abraham (Gn 17, 5). Asimismo, el gesto por el que se transmitirá este pacto será mediante la circuncisión (Gn 17, 10). Este rito era en principio un rito que tenía un carácter matrimonial e iniciador dentro de la vida de la tribu, pero que fue adoptado con significación religiosa. Y también, en la historia bíblica, se señala la alianza davídica que se establece por medio de Joadá, que erea el jefe del sacerdocio de Jerusalén. Como indica el pasaje 2 R 11,17, se celebró una alianza entre tres partes que incluían a Yahvé, al rey (David) y al pueblo, por el cual el pueblo pasaba a ser pueblo de Yahvé.

La Alianza cristiana 

También en el cristianismo se observa una alianza renovada entre Dios y los hombres, pero que se media en la figura de Jesucristo. La tradición cristiana sitúa el acto redentor en la muerte y resurrección de Jesús. Así aparece entendido en diversos pasajes de la teología paulina a través de las cartas a los Romanos, a los Efesios. Los Evangelios recogen el sentido de alianza en pasajes de Mateo, así como también se hacen eco de ello el texto de Hebreos (en varios puntos sitúa a Jesucristo como el nuevo Sumo Sacerdote) y en el Apocalipsis, en su capítulo 21, donde retoma una expresión típica de la Alianza expresando la unión de Dios con su pueblo.

La Alianza islámica 

En el Islam, el concepto de alianza está presente con fuerza en el Corán y en los hadiths. El Hombre o Hijo de Adán (dos de los términos usados en los textos que recuerdan a la alianza) está ensalzados sobre todas las criaturas terrestres. La alianza en el Islam corresponde en efecto a un pacto entre Dios y Adán (y por lo tanto también con su descendencia) donde Dios propone a Adán recompersarle si respeta unos mandamientos de Dios, y castigarle si los transgrede. Este mismo pacto se propone también al Cielo, a la Tierra, a las Montañas y todos ellos rechazaron llevarlo a cabo por miedo al peso de la responsabilidad. El texto coránico que habla de este pacto usa el término «Depósito» (la palabra «Responsabilidad» también es sinónimo de «Amaanah») para designar esta alianza.


 

Arca de la Alianza

El Arca introduciéndose
en el Templo.

Según la tradición judía y cristiana, el Arca conocida como Arca de la Alianza, Arca del Pacto, o Arca del Convenio (hebreo: ארון הברית), nombrada también como el Arca de Yahveh o Arca del Testimonio, era un objeto sagrado que guardaba las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, consignando en ellas la alianza (pacto o convenio) entre Dios y el pueblo judío.

Se trataba de una caja o arca que contenía las dos tablas (los Mandamientos o "Las Tablas De La Ley") que, según la Biblia, fueron escritas por Dios mismo y entregadas a Moisés en el Monte Sinaí, la vara florida de Aarón y un vaso de maná. Se guardaba en el Templo de Jerusalén y se llevaba al frente de batalla cada vez que había una guerra. El Arca simboliza la unión de Yahveh con el pueblo, y a ello debe su nombre. Se cree que desapareció con la destrucción del templo de Jerusalén por el rey Nabucodonosor.
Según se detalla en la Biblia, el Arca estaba hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro. Medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y alto, o sea 1,31 m de largo por 0,78 m de alto y ancho. Una guirnalda de oro la rodeaba en su parte superior. A ambos lados llevaba fijos cuatro anillos de oro, a través de los cuales se insertaban dos pértigas de acacia recubiertas también de oro. Sobre la tapa del cofre o propiciatorio descansaban dos querubines, igualmente dorados.

Los querubines eran dos figuras aladas que bien podrían ser, según ciertas teorías, figuras humanas con la cabeza cubierta, pero con brazos alados o bien, según otra doctrina, tendrían apariencia zoomórfica, tal vez parecida a las figuras descritas en la Biblia tras la visión de Ezequiel (Ezequiel, 1.6.7 y 10), o bien como los toros alados asirios de Nínive o Kirubi. Sea cual fuera la forma que tuviesen, distan mucho del querubín angelical ofrecido por el Cristianismo, y que remonta sus orígenes a las representaciones helenísticas de niños. Los querubines del Arca extendían las alas con tendencia a tocarse las puntas, de modo que el espacio que quedaba entre las figuras y el propiciatorio formaba un triángulo sagrado. Ese espacio abierto se llamaba oráculo, y era mediante el cual se comunicaba Yaveh.


El Arca estaba situada en el sancta sanctorum o lugar más sagrado del tabernáculo o del Templo. Su utilidad fue variada, pues esta no sólo estaba destinada a contener elementos sagrados, como Las Tablas de la Ley, el gomor de maná y la vara de Aarón, sino que además tenía fama de ser un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Yaveh. Los significados del Arca iban más allá de lo simbólico: tener el Arca era tener a Dios.
El arcaico y arcano cofre era una manifestación física de la presencia de Yaveh y fue un medio eficaz para mantener a los judíos lejos de la idolatría. Se recurría a su auxilio en tiempos de guerra, concretamente en la conquista de Canaán.
Su transporte y cuidado estaba reservado a la tribu de los levitas. Ella abría la marcha durante los años de expedición por el desierto y estaba siempre a la cabeza del pueblo (salvo excepciones).
Al plantar el tabernáculo, un velo la separaba del santuario, y al levantar la marcha, los levitas la envolvían en aquel velo (posiblemente el tentorium): todo iba envuelto en una piel teñida de azul y en otra de color jacinto.
El arca del pacto o alianza, era un ícono donde la presencia de Yaveh mismo residía. Los antiguos hebreos, le tenían tal reverencia al arca, que su morada era el lugar Santísimo del tabernáculo de Dios, a donde nadie podía entrar sino el Sumo Sacerdote una vez al año; portando incienso y sangre de cordero sobre sí para no perecer a causa de la Presencia de Dios,
Actualmente los judíos tienen en sus sinagogas un cofre donde guardan la Torá y el cual representa el Arca de la Alianza, habitáculo que alberga la palabra de Yaveh.
También está presente igualmente como objeto sagrado en la religión de la Iglesia ortodoxa etíope; y para los cristianos católicos romanos se simboliza místicamente a través de la Virgen María.
Para los cristianos existe un episodio especial durante la muerte de Jesús en la cruz del Calvario, cuando el enorme velo del templo se rasgó por la mitad. Su significado; El Lugar Santísimo estaría de ese momento en adelante, accesible para todo aquel que quisiese acercarse a la Presencia de Dios, la antigua alianza ya no tenía valor según la segunda carta a los corintios 3:14 puesto que Él, El Cordero había derramado su sangre una vez y para siempre, y había hecho de los suyos sacerdotes de Dios.

Historia


La Biblia indica que el Arca fue mandada a construir por Moisés y el diseño de la misma ordenada según Yahveh lo había dispuesto, usada en la conquista de Canaán y con la cual Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el Arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.
El Arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del Arca de Dios. Durante una cruenta guerra contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel. En poder de aquellos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos noches consecutivas postrado delante del Arca, solo que la segunda vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habrían dejado que el Arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.
De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sión. Sin embargo, de camino a Sión habría ocurrido un accidente: Uza, un encargado del Arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente. David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de Obededom. Seguidamente, desde Sión la reliquia fue instalada en el majestuoso templo de Salomón en tiempos de su reinado.
Luego de casi 600 años de historia dentro del antiguo pueblo hebreo, aquel icono representativo de la presencia de Dios mismo desapareció de las líneas bíblicas, probablemente desde que Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió Jerusalén, destruyendo el templo y saqueando todos los objetos valiosos del mismo. Se presume que el Arca prevenidamente fue llevada y colocada en un lugar seguro y secreto antes de la invasión y posterior deportación de todos los judíos.


Ubicación actual del Arca


Actualmente existen diversas teorías sobre la ubicación actual del Arca de la Alianza. Entre ellas destacan las tres más conocidas, las cuales se citan a continuación:


Oculta en Jordania

Esta teoría se basa en una carta enviada por los judíos de Jerusalén a los de Egipto (Macabeos, cap. II, libro II), que indican su ocultamiento por el profeta Jeremías en una cueva del Monte Nebo.
En este sentido, cabe mencionar que, a partir de esta ubicación, existen numerosas teorías o historias "no probadas" y sin fundamento serio, que postulan que posiblemente habría sido encontrada e incluso posiblemente llevada a algún otro lugar, el cual depende de la versión de cada teoría o historia.


Llevada a Zimbabwe

La tribu africana Lemba, la cual tiene comprobada ascendencia judía,[cita requerida] ha afirmado en sus tradiciones que sus antepasados, cuando llegaron al sur de África, trajeron consigo una reliquia sagrada llamada Ngoma lungundu o "la voz de Dios", la cual estuvo un tiempo escondida en una cueva profunda en las montañas Dumghe, su hogar espiritual hasta que fue llevada a un museo, donde se encuentra actualmente.1 2 3
A partir de ello, el investigador Tudor Parfitt, que tiene un enfoque literalista de la historia bíblica, postula en su investigación que el Ngoma lungundu está relacionada con el Arca. Su hipótesis se basa en que el objeto descrito por el pueblo Lemba posee atributos similares al Arca, tales como que el Ngoma lungundu es de tamaño parecido, que fue trasladado sólo por los sacerdotes, que no se le permitió tocar el suelo, que fue venerado como una voz de su Dios, o que se utilizó como un arma de gran poder.
Parfitt analizó este artefacto con radio-carbono, datándolo en una fecha aproximada al año 1350, lo que coincidió con el repentino final de la Gran Zimbabue.4 Parfitt sugiere que la Ngoma lungundu que se encontró, es la descendiente de la Bíblica Arca, y que ésta fue reconstruida a través de la historia. Parfitt ofrece la sugerencia de que el Arca bíblica, al igual que la Ngoma lungundu, era una estructura de madera cubierta con un pedazo de cuero, y que siempre ha sido un tambor, así como un arma de algún tipo, al igual que el Ngoma. Sin embargo, esta última hipótesis es rechazada por otros arqueólogos e historiadores, al no poder ser probada.


Guardada en una iglesia de Etiopía

En 1989, un periodista británico, Graham Hancock, aseguró que la legendaria Arca Perdida no se encontraba perdida sino a salvo en un templo de Etiopía. Posteriormente han aparecido pruebas arqueológicas que han sustentado esta teoría. Esta teoría se basa en relatos pertenecientes a la iglesia cristiana Copta en Etiopía, que indican que el Arca de la Alianza habría sido trasladada secretamente hacía más de 1000 años.

Capilla de las Tablas en la Iglesia de Nuestra Señora de Sión, que alberga, según la tradición de Etiopía, el Arca de la Alianza.
Cuenta el libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast, que en tiempos de Salomón, la Reina de Saba visitó Jerusalén atraída por la sabiduría de su Rey. La Reina de Saba comenzó a ejercer una irresistible atracción sobre el hijo de David, quien pese a sus riquezas e inteligencia no lograba seducir a la bella soberana. Llegaba la hora de su partida a Saba y Salomón consiguió arrancarle una promesa: que en el caso de que se llevase consigo algún bien preciado del reino, consentiría a cambio yacer con él una sola noche. La víspera del viaje, Salomón ofreció a su invitada una cena de exquisitos manjares. Astutamente ordenó que se sazonaran con abundante sal y picantes especias. Tras los postres, la reina tuvo que beber abundante agua para calmar la sed. ¡Qué bien es el más preciado sino el agua! Rota la promesa, la reina de Saba cumplió y de aquella única unión nació Menelik I, futuro rey de Etiopía. Relatos indican que años más tarde el joven Menelik fue enviado para recibir educación a casa de su padre en Jerusalén. Pocos años después, a pesar de los esfuerzos de Salomón para que su hijo se quedara, Menelik regresó a Etiopía. La tradición cuenta que, seducido por sus ayudantes, se llevó consigo el Arca (algunas teorías postulan que para poder llevarse el arca existió un posible cambio del arca original por el de una copia del arca que Menelik debía llevarse; siendo posiblemente que esa copia sea el arca que se dice fue ocultada en Jordania; otras teorías, en cambio, postulan la posible existencia de dos arcas originales o que tenían la misma importancia, en donde en cada una se guardó posiblemente una de las Tablas de la Ley, siendo una de ellas la que fue llevada a Etiopía).
Posteriormente los relatos indican que permaneció primeramente en un templo en la isla de Elefantina cerca del río Nilo. Luego se relata cómo el Arca de la Alianza habría sido colocada en una especie de tabernáculo en la isla de Tana Cherkos (Tana Kirkos), ubicada en el lago Tana (lago Tano), donde permaneció durante 800 años.
Los relatos señalan que pasado estos 800 años, el rey Ezana de Etiopía decidió trasladar el arca a Axum, siendo finalmente guardada en la Iglesia de Nuestra Señora de Sión. Según los etíopes, es el lugar en donde hasta hoy en día aún permanece y es cuidada por un sacerdote. Este sacerdote, según sus tradiciones, sería un descendiente de uno de los levitas, quienes ayudaban a trasladar y cuidar el Arca en sus viajes. Este sacerdote es la única persona a quien se le permite ver el Arca de la Alianza guardada en la iglesia de Nuestra Señora de Sión, al igual que ocurría con los levitas según la tradición judía; es por ello que no se ha podido ratificar su permanencia real en esta iglesia, aunque todas las pruebas arqueológicas indicarían que esta teoría sería auténtica. Entre las variadas pruebas arqueológicas, hay reliquias pertenecientes al pueblo judío de la época del arca, y que pertenecerían al templo de Jerusalén.
Esta última teoría además se sustenta en que extrañamente el Arca es el punto central del culto y la adoración cristiana en Etiopía: cada uno de los 20.000 templos de Etiopía contiene una réplica del Arca de la Alianza.
Recientemente, el Abuna de Etiopía afirma haber visto el Arca de la Alianza


 

Alianza o Pacto con el Diablo

Un pacto con el diablo, trato con el diablo, o pacto fáustico es un referente cultural muy extendido de la civilización occidental. En el mismo hay una presencia importante del demonio, manifestada sobre todo en la leyenda de Fausto y la figura de Mefistófeles, pero común a todo el folclore cristiano. En el catálogo tipológico Aarne-Thompson pertenece a la categoría AT 756B – "Contrato con el demonio."


Según las creencias cristianas tradicionales sobre la brujería, el pacto quedaría establecido entre una persona y Satanás o cualquier otro demonio (o demonios): la persona ofrecería su alma a cambio de favores diabólicos poderosos. Estos favores varían según el relato, pero suelen incluir la eterna juventud, el conocimiento, las riquezas, el amor o el poder. Se cree que algunas personas llevan a cabo este pacto sin pedir nada a cambio, como una forma de reconocer en el diablo a su señor. Siguiendo el discurso de las religiones monoteístas occidentales, este trato resultaría muy peligroso pues el precio de tales favores es la condenación eterna del alma. Se trataría, por tanto, de cuentos moralizantes donde el condenado siempre saldría perdiendo. Por otra parte, algunos de estos relatos presentan giros cómicos donde un campesino humilde termina engañando al diablo, casi siempre en base a la letra pequeña del pacto.


Entre los más crédulos, cualquier logro aparentemente sobrehumano se atribuía a un pacto con el demonio: desde los numerosos Puentes del Diablo europeos a la técnica extraordinaria del violinista Niccolò Paganini.
El pacto con el diablo ha sido también un argumento recurrente en las persecuciones inquisitoriales o los libelos de sangre, y probablemente hunde sus raíces en la memoria de los Sacrificios humanos en la Europa Antigua.


Contenido

1 Orígenes
2 Teófilo de Adana, servidor de dos maestros
3 La naturaleza del pacto
4 Supuestos pactos diabólicos a lo largo de la historia
4.1 Músicos
4.2 Otros
5 Véase también
6 Referencias
7 Enlaces externos

Orígenes

El paganismo no desaparece en Europa hasta el siglo VIII, y su memoria perduró bajo muchas formas de religiosidad popular. Es posible establecer una analogía clara entre los ritos paganos a dioses precristianos que el cristianismo considera maléficos —para obtener su favor— y el pacto con el diablo.1
Especialmente, la Apologética y Demonología cristianas hicieron hincapié y exageraron los aspectos más siniestros de estos ritos, en particular los relativos al sacrificio humano.2 Por ello, perduraba en Europa el meme cultural de los ritos secretos para obtener el favor de fuerzas maléficas.3 Puede ser ta bn con las personas viejas


Teófilo de Adana, servidor de dos maestros

El predecesor del Fausto en la mitología cristiana es Teófilo ("amigo de Dios" o "querido por Dios"): un clérigo infeliz y desesperado por el poco éxito de su carrera mundana debido a la enemistad de su obispo. Vende su alma al diablo para triunfar, pero es redimido por la Virgen María.4 Esta historia aparece ya en una versión griega del siglo VI escrita por un tal "Eutychianus", que asegura haber sido testigo directo de los hechos.
En el siglo IX, la historia aparece en un texto cristiano llamado Miraculum Sancte Marie de Theophilo penitente; este texto ya introduce la figura de un judío como mediador en el pacto con diabolus, su patrón. Se apunta así el libelo de sangre contra los judíos.5
En el siglo X, la monja poetisa Hroswitha de Gandersheim adaptó este texto para un poema narrativo que elabora sobre la bondad intrínseca del cristiano Teófilo e internaliza las fuerzas del Bien y del Mal. Así, atribuyendo al judío el carácter de mago y nigromante. Según su modelo, la Virgen devuelve a Teófilo el contrato maléfico para que se lo enseñe a su congregación, muriendo poco después. Gautier de Coincy (1177/8 – 1236) escribió un largo poema al respecto titulado Comment Theophilus vint a pénitence. Este texto sirvió de base para una obra teatral de Rutebeuf, Le Miracle de Théophile (siglo XIII) donde Teófilo desempeña un papel central, con la Virgen y el Obispo en el lado del Bien y el judío y el diablo, en el lado del Mal.


La naturaleza del pacto

En la Demonología Cristiana, se pensaba que la persona que había hecho un pacto con el demonio prometía a cambio sacrificarle niños o al menos consagrárselos al nacer (se acusó a muchas matronas de hacer tal cosa debido a la gran cantidad de niños que morían durante el nacimiento en la Edad Media y el Renacimiento). También se suponía que participaría en aquelarres, tendría relaciones sexuales con demonios y concebiría descendencia con los súcubos (o los íncubos si era mujer).
El pacto podía ser oral o escrito. El oral se realizaba mediante invocaciones, conjuros o rituales: una vez que el nigromante cree que el demonio está presente, le pide el favor que sea y ofrece su alma a cambio; de esta manera, no quedarían pruebas de lo sucedido. Sin embargo, en los juicios por brujería siempre aparecían evidencias como la marca diabólica, una señal indeleble causada por el toque del diablo al cerrar el pacto. Esta marca (que podía ser desde una peca a una cicatriz) constituía prueba suficiente de que el pacto diabólico se había producido.
El pacto escrito atraería al demonio de la misma manera pero incluiría un contrato firmado con la sangre del hechicero o de la víctima sacrifical (o, más comunmente, tinta roja o sangre animal). Los inquisidores elaboraron sofisticados contratos falsos para acusar a sus víctimas, aunque en último término afirmaban que bastaba con haber incluido el propio nombre en un cierto Libro Rojo de Satán. Otros contratos pudieron ser escritos por personas que creían tratar realmente con el diablo.
Normalmente, estos contratos contenían signos extraños que se suponían firmas de demonios, cada uno con su propio sello.
El significado de la expresión pacto con el diablo se ha expandido hasta incluir intercambios que no tienen relación con el demonio pero implican perseguir una meta (como la venganza) por medios considerados malignos (por ejemplo, el asesinato).

 

 

 

     
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